«No tengo miedo al nuevo mundo que surge.
Temo más bien que tenga poco o nada
que ofrecer a ese mundo,
poco o nada que decir o hacer,
que pueda justificar nuestra existencia.»
Compartimos una reflexión sobre el miedo al futuro, lo que está pasando con el fenómeno de la IA y la incertidumbre que este trae para enfrentar este nuevo mundo que está surgiendo. Una poesía de 1966 escrita por un sacerdote jesuita, muy atingente 57 años después.

VALENTIA
No tengo miedo al nuevo mundo que surge.
Temo más bien que tenga poco o nada
que ofrecer a ese mundo,
poco o nada que decir o hacer,
que pueda justificar nuestra existencia.
Me espanta que podamos dar respuestas de ayer
a los problemas de mañana.
No pretendemos defender nuestras equivocaciones,
pero tampoco queremos cometer la mayor de todas:
la de esperar con los brazos cruzados
y no hacer nada por miedo a equivocarnos.
Padre Pedro Arrupe, sj New York Times, 25-11-66

La poesía “Valentía” del Padre Arrupe sj es una reflexión sobre
el miedo al futuro y la incertidumbre que este trae. En el contexto de la
Inteligencia Artificial (IA), es posible que algunos tengan miedo de que la IA
reemplace a los humanos en el trabajo y en otros aspectos de la vida. Sin
embargo, como señala el Padre Arrupe, lo que realmente deberíamos temer es que
no tengamos nada que ofrecer al mundo en constante cambio y evolución.
La IA es una herramienta poderosa que puede ayudarnos a
resolver problemas complejos y mejorar nuestras vidas de muchas maneras. Por
ejemplo, la IA se utiliza en la medicina para ayudar a diagnosticar
enfermedades y desarrollar tratamientos personalizados. También se utiliza en
la agricultura para mejorar la eficiencia y reducir el desperdicio. Sin
embargo, también hay preocupaciones legítimas sobre cómo se está utilizando la
IA y cómo podría ser utilizada en el futuro.
Una preocupación común es que la IA podría ser utilizada
para reemplazar trabajos humanos. Si bien esto es cierto en algunos casos,
también es cierto que la IA puede crear nuevos trabajos y oportunidades.
Además, la IA puede ayudar a los humanos a realizar trabajos peligrosos o
tediosos de manera más segura y eficiente.
La segunda parte del poema del Padre Arrupe es una reflexión
sobre la importancia de no quedarse inmóvil ante los desafíos del futuro. En
lugar de temer el cambio y la incertidumbre, debemos estar dispuestos a tomar
medidas y hacer algo para abordar los problemas que enfrentamos.
En el contexto de la IA, esto significa trabajar juntos para
abordar las preocupaciones legítimas sobre cómo se está utilizando la IA y cómo
podría ser utilizada en el futuro. Debemos estar dispuestos a aprender y
adaptarnos a medida que la tecnología evoluciona y cambia.
Al mismo tiempo, también debemos ser conscientes de que la
IA no es una solución mágica para todos nuestros problemas. Todavía hay muchos
problemas que solo pueden ser resueltos por los humanos, y debemos estar
dispuestos a hacer nuestra parte para abordar estos problemas.